El ruido y la furia

Libro El ruido y la Furia de William Faulkner

Voy a comenzar diciendo que no le recomiendo este libro a nadie. A mí me pareció confuso y pensé en abandonarlo más de una vez mientras leía la primera parte, pero al final ganó mi fuerza de voluntad y lo terminé sin haberlo disfrutado mucho.

William Faulkner es un autor muy reconocido, ganador del Nobel y admirado por muchos escritores según consta en entrevistas, obras, diarios, cartas, etc. El ruido y la furia se considera su obra cumbre y precisamente por eso la elegí. No soy académica ni tengo conocimientos de literatura, leo por puro placer incluso los libros de no ficción y es desde ese punto de vista que escribo esta opinión.

El ruido y la furia es la historia de la familia Richmond Compson y su destrucción contada en cuatro partes por diferentes narradores. En la primera parte el narrador es Benjamin, un adulto con retraso mental que es testigo de todo lo que ocurre en su familia y lo narra desde su propia confusión de forma desordenada, especialmente porque no es claro qué ocurrió en el pasado y qué esá ocurriendo en el momento de la narración.

En la segunda parte el narrador es Quentin, uno de los hijos de la familia que se obsesiona con su hermana hasta llegar a un escenario de incesto. Inicialmente parece que esta parte va a ser mucho más comprensible pero de repente se convierte en una narración en primera persona y sin signos de puntuación que deja ver la locura en la que se sumerge el personaje.

La tercera parte es narrada por Jason, el hermano xenófobo, racista, misógino y autoritario que se ve obligado a criar a su sobrina, pero siente odio hacia ella. Esta parte del libro, así como la cuarta, son mucho más comprensibles y desvelan la verdadera naturaleza de muchos de los hechos mencionados de forma oscura en las primeras partes, como la castración de Benjamin, la existencia de dos personajes (un hombre y una mujer) llamados Quentin, el rencor de Jason hacia sus hermanos, la relación entre los trabajadores negros y los patrones blancos, la enfermedad de la madre, entre otras cosas.

Puedo entender que el autor tiene un estilo, que quiere parecer misterioso y que busca que el lector entre en su juego, pero me sentí todo el tiempo tratando de adivinar qué estaba pasando, quién hablaba, sobre qué hablaba (qué versión de Quentin era). Para mí como lectora está muy bien tener que interpretar cosas en los libros -silencios, diálogos con más de un sentido, intenciones ocultas de los personajes-, pero tener que interpretarlo todo es agotador y reduce el disfrute que personalmente espero obtener de la literatura.

Porque nunca se gana una batalla, dijo. Ni siquiera se libran. El campo de batalla solamente revela al hombre su propia estupidez y desesperación, y la victoria es una ilusión de filósofos e imbéciles.
Fragmento del libro El ruido y la Furia de William Faulkner

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