
Me debía la lectura de este libro desde hace mucho tiempo, pero sabía que debía escoger el momento oportuno tanto por su temática como por su longitud. Este fue el momento oportuno y mi conclusión es que se trata de una novela maravillosa y me alegra haber llegado a ella justo a tiempo.
La historia es bastante conocida y ha sido adaptada a tanto formatos que se siente familiar cuando se lee. Anna Karenina está casada y tiene un hijo, su vida es la de una aristócrata rusa convencional hasta que conoce al conde Vronski y se enamora perdidamente de él. A partir de ahí surgen conflictos familiares, intrigas y la realidad del amor, porque Anna logra estar con Vronski pero su relación está llena de sacrificios, obsesión e inseguridades que la mayor parte del tiempo no le permiten ser feliz.
Una diferencia importante de la novela con las adaptaciones que he visto, es que la historia de Kiti y Lievin se desarrolla con bastantes detalles, dando al lector una visión sobre diferentes tipos de familias aristocráticas, las relaciones entre ellas, la vida de los aristócratas en el campo ruso y su relación con los trabajadores, entre otras cosas. Además, Anna Karenina va mucho más allá de una simple historia de amor y desamor, discutiendo temas existenciales, sociales, políticos y religiosos…novela rusa al fin y al cabo.
Otra cosa que me llamó la atención es la forma de abordar el tema del suicidio. En la novela no es una idea que se instala de pronto en un personaje y se materializa de forma dramática, sino que es algo sobre lo que se reflexiona constantemente, así como se discute permanentemente la posibilidad de morir. Mi impresión es que es algo instalado en la forma de pensar de Tolstoi, de los rusos o de los aristócratas a quienes retrató en la obra.
Realmente se trata de una obra maestra, un clásico que vale el tiempo que requiere su lectura. Quizás algún día pueda darme la oportunidad de releerlo y lo disfrute como la primera vez.
