Este libro se puso de moda durante la pandemia, cuando muchos estábamos buscando respuestas al sentido de la vida y a todo lo que estaba pasando. En ese momento yo ya lo tenía en mi lista de lectura, pero prioricé otras cosas y hasta ahora abrí el espacio mental que necesitaba para leerlo.
El hombre en busca de sentido está dividido en dos partes. En la primera Frankl cuenta su experiencia en el campo de concentración desde que fue internado hasta su readaptación a la vida «normal» después de la liberación; en esta parte el eje principal es su historia personal y las reflexiones relacionadas con la psicología detrás del comportamiento de las personas son secundarias, pero están ahí. En la segunda parte Frankl expone las bases de la logoterapia, que es su escuela de pensamiento psicoterapéutico.
Frankl formuló la logoterapia antes de ser internado en el campo de concentración, sin embargo, no tuvo oportunidad de divulgarla hasta después de su liberación (incluso perdió el libro que había escrito y tuvo que volver a escribirlo). De alguna forma el campo de concentración resultó ser una forma de visualizar y aplicar su teoría en la práctica y por eso es tan valioso que el libro empiece con el recuento de su experiencia personal y termine con una síntesis de los conceptos básicos de su teoría.
Cuando leo este tipo de libros suelo esperar alguna revelación sabia que me cambie la vida. Spoiler alert: ninguno la tiene. Lo que sí tienen todos son ideas valiosas que pueden quedar resonando en la mente del lector por un tiempo y quizás con el tiempo, la reflexión y la acción lleguen a cambiarle la vida de alguna forma. He aquí algunas de las ideas que me quedaron después de leer este libro:
- La apatía es también una estrategia de supervivencia.
- Tener una vida interior rica puede ser más útil para sobrevivir en las condiciones de un campo de concentración que ser fuerte físicamente.
- En medio del sufrimiento, el humor y el arte son el mejor alimento del alma.
- Mejorar las posibilidades de supervivencia requiere de practicidad. ¿Y cuál es el límite entre la practicidad y la inhumanidad?
- Ver las condiciones difíciles como un estado provisional de la vida y proyectar un mejor futuro puede ayudar a sobrellevarlas.
- La vida nos plantea preguntas todo el tiempo y vivir es encontrar la respuesta correcta cada vez.
- El sentido de la vida está en el mundo, no en cada uno, por eso no puede ser la autorrealización.
Y para cerrar un apunte que me llamó la atención: este libro fue publicado hace casi 80 años y en él Frankl afirma que la neurosis colectiva de la época es el vacío existencial. ¿La misma de hoy?, ¿la misma de ayer?, ¿la misma de mañana?
En última instancia, vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a las cuestiones que la vida plantea, cumpliendo la obligación que nos asigna.


