Perder el juicio

Llegué a este libro por alguna recomendación en una red social y no tenía muy claro de qué trataba, pero como era corto decidí llevarlo a un viaje en donde tendría el tiempo justo para leerlo. Lo que más destaco de la lectura es el ritmo frenético, esa capacidad de la autora para transmitir una sensación de desesperación permanente, de estar huyendo o siendo perseguidos, de ir a la velocidad de los pensamientos inconexos en la cabeza de una mujer que lucha por mantener la custodia de sus hijos y que no parece estar en sus cabales.

Lisa Trejman, argentina y judía, se enfrenta a su exesposo y a sus suegros franceses para ganar la custodia de sus hijos y mientras lo hace revive (de forma confusa) episodios de diferentes épocas de su vida. La historia y el orden en el que suceden los hechos no es muy claro, pero sí es claro que en la relación con su exesposo hubo violencia y adicción, que nunca estuvo realmente integrada en Francia y que cometió actos dementes en medio de su desesperación.

Un libro corto pero contundente. Mientras lo leía pensé que hay personas viviendo con su cerebro a esa velocidad permanentemente y qué facil debe ser cometer locuras estando así.

Llega un momento en el amor en que ya no se desea tampoco el fin. No es solo que el amor se fue, es que también se va el ensayo, la repetición, los celos, el sarcasmo del amor.

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