Con lo que había leído sobre él y la emoción que percibí en las personas que lo recomiendan, pensé que este libro me iba a atrapar desde la primera página, pero no fue así. Tardé un poco en interesarme por la historia y la verdad es que no fue hasta la última parte que sentí el afán de entender qué era lo que realmente estaba sucediendo. Creo que nunca logré empatizar con Alice Gould.
En Los renglones torcidos de Dios hay varios misterios desarrollándose simultáneamente en un sanatorio mental. Alice Gould es una investigadora que se interna por su voluntad para buscar a un asesino, pero a medida que se desarrolla la historia surge la duda de si realmente es una investigadora trabajando o simplemente es otra paciente cuyo problema mental es precisamente estar convencida de su fantasía.
La novela es en parte una descripción de la vida en un sanatorio mental desde la perspectiva de una persona que no solo parece estar muy cuerda, sino que tiene una vista aguda y crítica. Esto permite al lector descubrir cómo es el proceso de ingreso, cómo está organizado el lugar, qué tipo de pacientes están internados y cómo tratan a cada uno de acuerdo con su diagnóstico.
Alice como personaje me pareció insoportable. Su soberbia y el hecho de que casi todos cayeran a sus pies me generó mucha desconfianza. Creo que es un libro que entretiene y al final me gustó, pero estuvo por debajo de mis expectativas.

