Este libro estaba en la biblioteca de mi papá, quien un día me dijo que era muy triste pero que lo leyera para que me hiciera mi propia opinión.

Lo leí y efectivamente es muy triste, pero a pesar de lo triste que es, lo que más recordaré es que me produjo rabia, porque narra una injusticia.

La obra inicia como una novela, en la que muy pronto se encuentra un diario y a partir de ahí, todo el contenido del libro corresponde al contenido del diario. La protagonista es Celina, una niña atractiva y joven que es acusada de un crimen que no cometió y pasa 10 años de su vida en la cárcel, escribiendo el diario que es eje central de la narración.

A los 10 años se escapa y empieza una nueva vida con otra clase de penurias, en la que termina por reencontrarse con Fernando, el amor de su juventud.

La tristeza del libro radica en lo triste que es estar en la cárcel, en lo que implica la soledad, el encierro, las relaciones con las demás personas, pero sobre todo en lo que implica tener que vivir eso cuando se es inocente.

No volveré a leer este libro porque es deprimente. Creo que el autor fue muy pesimista al escribirlo y me hubiera gustado que por lo menos le diera un final feliz para lavar tanta amargura, pero no fue así.

Quizá nada nos llene este vacío de vivir y estemos destinadas a sufrir de una perpetua insatisfacción.