Como lo esperaba, el tercer libro concluyó la historia de Tengo y Aomame, pero no me dejó la sensación de cierre que hubiera deseado y aunque resolvió la mayor parte de las preguntas abiertas a lo largo de los dos primeros libros, también me dejó con la sensación de que faltaba algún detalle adicional para que todo fuera completamente claro. Supongo que esa era parte de la intención de Murakami.

En este tercer libro el formato se modificó un poco porque a los capítulos narrados desde los puntos de vista de los dos protagonistas se añadieron los dedicados a Ushikawa, un personaje que apareció en el segundo libro, con unos rasgos de personalidad y una historia de vida bastante curiosos.

En conclusión: es una historia de ciencia ficción interesante, los dos primeros libros son mejores y una vez leídos es inevitable sentir la necesidad de leer el tercero para conocer el desenlace.

Yo me creía alguien especial. Pero los años nos roban poco a poco la vida. Uno no muere cuando le llega la hora. Uno va muriendo lentamente en su interior y, al final, se enfrenta a esa última liquidación. Nadie puede escapar. Todo el mundo debe pagar por lo que recibe.