Odio que la palabra «feminismo» tenga tantas connotaciones negativas, porque sé que las ideas de este libro son muy poderosas y necesarias, pero también sé que el título va a ser una barrera para regalarlo, sugerirlo o mostrarlo.
Leyendo este libro me sentí muy afortunada por los padres que tengo, porque siento que me educaron para practicar y creer en la igualdad, para no permitir que el hecho de ser mujer sea una barrera para nada; sin embargo, me di cuenta de que también tengo en la cabeza algunas de las ideas de género que no son tan agradables porque, a pesar de los esfuerzos de mis padres, la sociedad ha ayudado a moldear lo que soy. Es imposible escapar a las construcciones sociales y los estereotipos, pero no es imposible educar a las personas para que sean críticos ante ellos.
Creo que este libro y «Todos deberíamos ser feministas» me han hecho ver mi contexto con otros ojos, creo que todos deberíamos ser educados en el feminismo.
En una sociedad verdaderamente justa no debería esperarse que las mujeres realicen cambios basados en el matrimonio que no se esperan de los hombres.