V.S. Naipaul fue premio Nobel de literatura en 2001 y esta fue la primera obra que publicó después de recibirlo: la historia de vida de Willie Chandran, un hombre que llega a la mitad de su vida después de haber vivido todo tipo de experiencias en tres continentes.
El libro es muy corto, pero tiene mucho contenido. La primera parte está dedicada a contar la historia del padre de Willie, un indio (de la India) que termina convirtiéndose por pura casualidad en un santo venerado; la segunda parte cuenta la experiencia de Wilie en Londres, en donde estudia, empieza a dedicarse a la literatura y conoce a una africana con la que se va a vivir a Mozambique, en donde transcurre la última parte del libro.
En cada una de estas partes Willie conoce a personas diferentes y vive experiencias particulares que lo llevan a tomar las decisiones que van definiendo su vida. La primera parte es divertida, irónica y satírica, porque el padre de Willie es todo un personaje y la India es el lugar perfecto para que pasen cosas curiosas. La segunda es reflexiva, de descubrimiento y en ella Willie vive la experiencia de la inmigración, enfrentándose con el hecho de pertenecer y no pertenecer que es propio de una vivencia de este tipo. La última parte es la más oscura; aunque inicialmente parece ser aquella en la que Willie va a encontrar la tranquilidad, resulta convirtiéndose en la más compleja, porque a sus situaciones personales se suma el hecho de vivir en un país colonizado y a punto de vivir la revolución que le dará la independencia.
La sensación que deja esta novela es extraña, es una sensación de insuficiencia, de historias sin terminar, en fin, de vidas incompletas.
Dice que un relato tiene que tener un planteamiento, nudo y desenlace, pero si lo piensas bien, la vida no es así. La vida no tiene un planteamiento claro y un desenlace nítido. La vida siempre continúa. Deberías empezar por el medio y terminar en el medio, y todo debería estar ahí.