Constantinopla es una novela histórica entretenida porque tiene todos los ingredientes: intriga, romance, lugares que pueden recrearse en la imaginación y, por supuesto, hechos y personajes históricos.
Como en toda novela histórica, el marco general es un hecho conocido: la caída del emperador Focas y la llegada de los persas a las puertas de Constantinopla y, aunque no todo lo que se narra es preciso históricamente, las diferentes líneas argumentales están construidas de tal forma que se generan todos los giros dramáticos requeridos para darle emoción a la lectura.
Me gustó la historia que cuenta y me gustó lo que aprendí sobre las relaciones entre persas, ávaros y bizantinos. Me gustó leer sobre el funcionamiento de las facciones y la importancia del hipódromo para medir el ánimo del pueblo. Me gustó que hablara sobre personajes que en libros de Historia apenas se mencionan. En fin, en términos generales no está mal.
La familia era algo extraño. Un conjunto de lazos invisibles que, sin embargo, determinan una vida. La manifestación más clara del destino. La única, quizá. Una prisión. Una protección. Una garantía.