¡Qué libro! Lo empecé despacio, esperando que me atrapara (porque había visto en redes sociales que eso era lo que podía esperar) y después de un par de capítulos ya estaba completamente consumida. Este es uno de esos thrillers que no se lee, sino que se devora.
El personaje principal es Antonia Scott y su compañero de aventuras es Jon Gutiérrez. Ni ellos ni su relación son convencionales y creo que no podrían enfrentarse a todo lo que pasa en el libro si lo fueran. La trama gira alrededor de un asesinato y un secuestro bastante particulares, en los que los “malos” no quieren dinero y los “buenos” prefieren proteger su reputación que la vida de sus seres queridos.
Aunque Reina roja es ficción, me gustaría saber si los herederos del banco Santander y de Amancio Ortega lo han leído, porque ciertamente pone el dedo en la llaga. Ahora espero el siguiente capítulo, porque si hay algo maravilloso en este libro es que Juan Gómez-Jurado agrega un epílogo que deja claro que vendrá una nueva aventura de Antonia y Jon. Y tiene que hacerla, porque Reina roja deja abiertas muchas preguntas sobre sus personajes.
Eso es lo hermoso de las certezas, aunque sean temporales. Nos nutren con un cierto alivio.