Y con Rey blanco se acaba la saga de Antonia Scott y Jon Gutiérrez. ¿O no?.
Quien ya leyó las dos novelas anteriores sabe claramente qué esperar de esta porque mantiene los personajes, el tono y el estilo. Un libro fácil de leer en donde la intriga va por cuenta del Rey blanco, el personaje que parece manejar los hilos desde el comienzo y que tiene un poder espeluznante gracias a su manejo de la tecnología y de la información.
La vida de Jon está en peligro y para salir de esta situación él y Antonia deberán resolver tres crímenes. Como siempre corren contra el tiempo por diferentes lugares, se enfrentan a acertijos, se reencuentran con personajes que conocieron en el pasado y a medida que lo hacen atan algunos de los cabos que quedaron sueltos en los libros anteriores. Una aventura en toda regla que se va intercalando con capítulos en los que se ahonda en el reclutamiento de las Reinas rojas y en el camino que llevó a Antonia a convertirse en una.
Aunque disfruté el libro, lo leí muy rápido y me mantuvo atrapada, sentí que era repetitivo con respecto a los libros anteriores, que de alguna forma era la misma fórmula y que no era necesario dividir la historia en tres. Quizás uno o dos libros eran suficientes para contarlo todo y desarrollar a estos personajes (y eso que no leí las dos novelas que según Gómez-Jurado son la precuela de esta trilogía).
En todo caso continuaré recomendando la trilogía, especialmente a aquellos que no leen mucho o están empezando a adquirir el hábito porque se trata de la clase de obra que puede crear nuevos lectores. Quizás también ayude la serie que se estrenará en el 2024.
No hay favor más barato que el que puedes rescindir con dinero.

