Un muy buen plan para estso días de semana santa es ir a la mina de sal de Nemocón. Nunca había ido, pero conozco la de Zipaquirá, así que me imaginaba algo similar y por eso mi sorpresa fue grande cuando descubrí que la mina de Nemocón es muy distinta, más pequeña y llena de detalles curiosose interesantes. Ellos dicen que se debe a que es artesanal.

Tengo una queja y es que la entrada es muy cara para mucha gente. Yo no me quejo, nosotros pudimos pagar la entrada y el tour, pero vimos familias que llegaron hasta la taquilla y al saber el precio, se fueron sin visitarla. Hay que ser consecuentes con la realidad de nuestro país y poner descuentos para las familias numerosas y para quienes no son turistas bogotanos dispuestos a pagar esos precios.

El recorrido empezó recogiendo cascos para poder entrar a la mina. Una vez dentro, el guía – un hombre mayor, que fue minero y tiene toda la experiencia del mundo en el tema – nos fue mostrando las partes de la mina y nos explicó muchas cosas sobre el proceso de extracción de la sal, el proceso de construcción de la mina, datos de altura y profundidad, en fin, fue una jornada muy educativa.

Dos cosas atraen la atención de los turistas: la primera es el espejo subterráneo de salmuera más grande del mundo, en el que te puedes tomar fotos o puedes pedir que te tomen «la foto oficial» y te la vendan por $10.000 (buen precio) , y la segunda es la réplica de la cápsula Fénix, que donó a la mina la producción de la película Los 33. Hay además un espacio en el que filmaron, pero que no se puede visitar hasta después del estreno de la película, porque es el compromiso con ellos.

Me gustó mucho esta mina, más que la de Zipaquirá. Visítenla y conozcan algo más de las maravillas que nos ofrece Colombia.