No suelo esperar mucho de los stand-up comedy, porque no es algo que me guste particularmente. En general me parece que los comediantes que hacen este tipo de shows se quedan el lugares comunes y no proponen nada nuevo, así que fui con las expectativas muy bajas.
Debo reconocer que esta vez me reí desde el comienzo, cuando Diego Mateus empezó su sketch sobre las tetas y estableció inmediatamente el tono del espectáculo: impertinente, políticamente incorrecto, sin censura… sin anestesia.
Es un buen plan para ir entre semana, salir de la rutina y reírse un rato. Sigue sin ser un género predilecto en mi caso, pero en esta ocasión no me arrepiento de haber ido. Hoy es la última función, así que si pueden y no les molesta ese estilo desparpajado, no se lo pierdan.
Notas adicionales: No empezó puntual, me encantó el vestuario de Diego.