No tenía conocimiento de la existencia de este lugar (y me imagino que incluso mucha gente de la región tampoco lo conoce), pero gracias a un amigo de mi novio supimos de su existencia y vivimos una mañana muy ecológica.
La reserva natural Nirvana es un pequeño parque natural con dos grandes atractivos: el primero es un mirador con una preciosa vista al Valle y el segundo es un restaurante delicioso especializado en trucha.
El lugar no es difícil de encontrar porque está muy bien señalizado y además aparece dentro de las búsquedas de Waze, así que llegamos sin ningún problema. Tiene un parqueadero para la gente que lo visita y la entrada cuesta $10.000, que se utilizan para la conservación del lugar.
El plan de la reserva es una caminata ecológica de apróximadamente una hora, en la que se pasa por 24 puntos marcados para finalmente llegar al mirador de los vientos.
La caminata es en subida y con el calor que hace en la zona, no recomiendo que vayan a medio día (como lo hicimos nosotros). Una vez se llega al mirador, se puede apreciar la vista de una parte del Valle y se puede continuar subiendo al mirador Traslaluna que queda a una distancia de 1 km. Yo no lo hice, pero mi novio sí y me dijo que era mejor la vista desde el primer mirador, así que les dejo ese comentario.
Después de admirar durante un rato el paisaje, bajamos de nuevo y almorzamos en el restaurante. Al parecer es un sitio al que las familias Palmireñas van los fines de semana a reunirse y comer bien, pues la comida es deliciosa y los precios son razonables. La especialidad es la trucha arco iris, que ofrecen en cinco presentaciones, pero también hay otros platos para quienes no comen pescado.
Un plan recomendado, ya sea para caminar y apreciar la vista o simplemente para disfrutar de una buena comida (no sé si hay que pagar entrada solamente para entrar al restaurante, lo que si sé es que no hay que subir para llegar a él).