Es difícil leer un clásico sin ideas preconcebidas. Generalmente un clásico ha logrado pasar la prueba del tiempo y llegar hasta nuestros días, pagando el precio de ser objeto de adaptaciones, resúmenes, versiones y un sinnúmero de cosas que han hecho que nuestra mente contenga ideas y conceptos (muchas veces equivocados) sobre la obra.
Así llegué a leer El gran Gatsby. Con la mente llena de información y argumentos que no sabía si correspondían con la novela, creados especialmente a partir de la adaptación cinematográfica de 2013, pero también a partir de la admiración hacia Scott Fitzgerald y hacia el mismo Gatsby que autores como Vargas Llosa y Murakami han expresado en sus obras.
Por eso mis sentimientos hacia la obra están encontrados. No es que no me haya gustado, sino que después de tantas menciones y tantas buenas referencias, esperaba mucho más, pero lo que encontré es que es exactamente igual a la adaptación cinematográfica de 2013.
Esta es una novela que retrata la frivolidad de los años 20 en Estados Unidos, mostrando una sociedad que solo se preocupa por divertirse y que es hipócrita porque critica ciertos comportamientos, pero si estos le proporcionan beneficios, los ignora.
Y en medio de esa sociedad, aparece un personaje enigmático que les da lo que quieren, pero que oculta detrás de su generosidad una ilusión del pasado: Jay Gatsby. Un romántico y un soñador, el misterio por descifrar.
Los personajes y los diálogos son muy interesantes, las pequeñas frases introducidas en las conversaciones casuales entre los personajes permiten deducir percepciones y opiniones sobre temas delicados como la infidelidad o el racismo y nuevamente, permiten identificar la frivolidad de los personajes más allá de sus actuaciones.
El último capítulo es especialmente significativo, porque es el que termina de demostrar la banalidad de todo lo sucedido y las frases finales son un cierre perfecto para el retrato elaborado por el autor.
Es curioso, porque esta obra se considera un retrato de un tiempo y una sociedad específicos, pero bien podría ser el retrato de la sociedad actual en cualquier parte.
Cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien, ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas.