Un libro extraño. Cuando se empieza a leer e incluso después de los primeros capítulos, da la impresión de ser un libro medio erótico sobre el amor y el deseo en la vejez, pero a medida que se avanza en la lectura resulta que en realidad es un libro sobre la guerra, sobre el miedo, sobre la injusticia, sobre la violencia y sobre la gente común y corriente que vive envuelta en todo lo anterior.
El relato tiene un tono nostálgico y triste, pero no trágico. Los personajes parecen estar tan acostumbrados a las situaciones que se refieren a ellas con naturalidad y ahí está la ironía propuesta por el título del libro: la violencia de todos los bandos es tan indiscriminada y tan similar que los habitantes de San José ya no hablan de las FARC, los paramilitares o el ejército de Colombia, sino que para ellos cualquiera que se toma el pueblo es simplemente «un ejército».
Es una obra para reflexionar y concientizarnos de lo que significa la guerra para quienes viven en medio de ella, porque los que estamos en las ciudades no sabemos lo que es y no podemos entender la forma en la que se afectan hasta las cosas más insignificantes de la rutina diaria.
Para mi gusto quedó un cabo sin atar en el desenlace del libro, pero creo que ese es el toque final del autor para reflejar la realidad, porque así es, en medio del conflicto muchos temas quedan abiertos y muchos misterios nunca se resuelven.
Cada quien es dueño de su carne y su podredumbre.