Me iba aburriendo con los primeros capítulos de la temporada, me parecía que la tensión permanente entre Claire y Frank y las aspiraciones irracionales de Claire no iban a llevar la serie a ningún lado y llegué a pensar que esta iba a ser la temporada en la que se dañaba la historia.
Pero entonces llegó el cuarto capítulo y todo cambió, la trama dio un vuelco inesperado y a partir de ahí no pude dejar de verla hasta que la terminé.
Es una temporada impresionante en la que la manipulación llega a su máxima expresión. Doug es protagonista en varios de los sucesos, aunque en ocasiones no lo es de la mejor forma; reaparece Tom Hammerschmidt, el periodista del Herald que era jefe de Zoe; cambia la relación con Tom Yates, el novelista; los fantasmas de Russo y Zoe persiguen a Frank, en fin.
Además de todo esto, aparece un nuevo personaje al que es inevitable no querer y cuya verdadera naturaleza se va descubriendo con el tiempo: Will Conway, el candidato republicano a la presidencia. Un hombre joven y muy moderno, con una familia ideal y las redes sociales de su lado.
Esta temporada es sencillamente imperdible y quisiera no tener que esperar un año para saber cómo continúa la historia, porque lo que se viene para Frank y Claire son retos.