Ir a este concierto era un sueño pendiente. Siempre quise ir a un concierto de Alejandro Sanz, pero por diversas razones nunca pude hacerlo y por eso esta vez, en cuanto supe que vendría compré la boleta y esperé ansiosa el 14 de mayo.
Ayer finalmente llegó el día y puedo decir que es el concierto que más he disfrutado, a pesar de algunos disgustos iniciales.
El concierto era en el Centro de eventos de la autopista norte, un sitio al que nunca había ido, que es fuera de la ciudad y por lo tanto requiere pagar peaje. Según los comunicados sobre el evento, a las 8:00 pm salían al escenario los teloneros y a las 8:30 salía Alejandro Sanz, así que creíamos ir con el tiempo justo para llegar a las 8:30 en el peor de los casos, pero no contábamos ni con el trancón para parquear el carro, ni con que la fila para la localidad Platino era la más larga de todas.
Finalmente, decidí bajarme del carro y entrar primero, pues la más interesada en el concierto era yo y como la boletería era numerada, no nos íbamos a perder.
Cuando por fin entré a las 8:15 pm, me di cuenta que no habían empezado ni los teloneros. Tuve tiempo de tomar ron, porque estaban regalando y me senté a esperar que comenzara, cosa que sucedió a los pocos minutos.
Primero se presentó Maricarmen, que cantó 3 canciones y le hizo propaganda a su disco Alma viajera. Nunca la había escuchado y me encantó, tiene una voz hermosa e interpreta canciones de géneros muy variados adaptadas a la balada pop. Cuando terminó, se presentó Paula Arenas, una cantante bogotana que no conocía y que no me gustó tanto por su forma de cantar, que no sé explicar pero tiene que ver con las pausas que hace, lo «quejosa» que se escucha (sé que debe existir un término técnico para describir eso, pero lo desconozco).
A las 9 salió Alejandro Sanz y empezó el concierto con El silencio de los cuervos. Obviamente todo el mundo se puso de pie y los pasillos se llenaron; hasta ahí todo iba bien, pero los problemas empezaron cuando algunas personas se empezaron a parar en las sillas y cuando no todas fueron tan decentes para bajarse cuando se los pedían. Es una lástima que sigamos siendo un país tan egoísta e irrespuetuoso con los demás.
La iluminación fue muy interesante, muy geométrica. Básicamente eran polígonos que subían, bajaban, armaban diferentes formas y cambiaban de color según la canción. El sonido no me gustó, porque es la clase de concierto en la que lo más importante es escuchar las voces y se escuchaban más los instrumentos, en especial los bajos.
El repertorio fue diferente al de su gira por España, lo cual es bueno y malo. Es bueno porque cantó clásicos y canciones de sus discos anteriores, pero es malo porque dejó algunas de sus dos últimos discos por fuera. Prsonalmente me hiciero falta Mi marciana, A mí no me importa y No madura el coco.
La banda también es muy buena. Todos son muy versátiles, porque además de que cada uno toca al menos un instrumento (trombón, bajo, piano, batería, saxofón, trompeta o guitarra), hacen coros. Y para completar, hay un grupo de coristas con voces maravillosas.
Tampoco faltó el mini homenaje a Prince con una versión resumida y muy al estilo de Sanz de Purple rain. El concierto finalizó a las 11:00 pm, es decir que duró 2 horas exactas y valió lo que pagué. A la salida no resistí la tentación y compré el CD+DVD del concierto.
La salida no fue tan grave como otras veces. Llegamos rápido al parqueadero y el carro no estaba muy lejos de la salida. Por recomendación de Waze decidimos tomar la séptima en lugar de la autopista norte y regresamos a casa sin contratiempos.