Imre Kertész es el único escritor Húngaro que ha ganado el premio Nobel de literatura y Sin destino es su obra más conocida.

En ella, Kertész narra la historia de un adolescente húngaro que pasa por varios campos de concentración durante la segunda guerra mundial. No es una autobiografía, pero el recorrido de György es exactamente el mismo que vivió el autor durante la guerra y, para mí por lo menos, es claro que no se puede relatar con tanta precisión el funcionamiento de un campo y los cambios que genera en las personas sin haberlos vivido.

Este libro —como todos los que tratan el tema— es aterrador, porque demuestra que no hay límites para la crueldad de los seres humanos y porque es objetivo describiendo todos los hechos sin lamentarse por ellos y sin reflexionar demasiado sobre su naturaleza.

A lo largo de la novela somos testigos de la evolución de György, que empieza siendo un adolescente inocente capaz de juzgar a los hombres vestidos de presos que parecen tan lejanos a él, pero que después se convierte en uno de ellos sin haber cometido ningún crimen. Entonces se da cuenta de que él es un objeto más, sujeto a deseos y voluntades ajenos de los que siempre se puede esperar lo peor y afortunadamente a veces se obtiene lo mejor.

Para cerrar el relato, Kertész deja algunas reflexiones sobre la inexistencia del destino —que personalmente me parecen curiosas para alguien que no tuvo muchas elecciones—, pero que dejan claro que esta es la clase de experiencia con el poder de cambiarle los valores y las ideas sobre la vida a cualquiera y que hay muchas cosas que quizás nunca lleguemos a entender como quienes las vivieron.

Cada vez que leo una de estas historias me pregunto cómo puede existir el negacionismo, cómo podemos llegar a ser tan crueles con nuetsros semejantes y cómo podemos evitar que se repita. Tengo miedo.

Puedo afirmarlo: ni las experiencias acumuladas, ni la tranquilidad más perfecta, ni la total aceptación de nuestras situaciones pueden impedirnos dejar una última posibilidad a la esperanza, en el supuesto de poder hacerlo.