Maus es un testimonio del Holocausto y por lo tanto está marcado por esa sensación de odio irracional, de injusticia y de abuso de poder que encontramos en todos los relatos de este período; sin embargo, tiene un componente que lo hace singular y diferente a todos los demás relatos relacionados con el tema y es su formato: el cómic.
Para mí fue inusual acercarme a un tema tan delicado en un formato que parece tan ligero, pero debo decir que Spiegelman construyó el argumento con el respeto y el profesionalismo que se merecía, especialmente teniendo en cuenta que para él es una historia personal porque se basa en la vida de su padre, con quien no tiene la mejor relación.
Maus tiene dos líneas argumentales: por un lado está la experiencia de Vladek Spiegelman durante la segunda guerra mundial y por otro está la relación entre Vladek y su hijo Art en los años 80. Los fragmentos se intercalan entre sí, siendo más largos los del Holocausto y aunque las dos historias son complicadas, algunas escenas de la relación padre-hijo reducen la tensión de la narración porque son simples, cotidianas y muy insignificantes en comparación con el hecho de haber vivido y sobrevivido una guerra mundial.
Como todas las historias del Holocausto, Maus me hizo pensar en lo que somos capaces de hacer para sobrevivir, en la capacidad de desprendernos de nuestra dignidad y de nuestra moral, en que todos podemos ser buenos en condiciones normales, pero nuestra verdadera naturaleza solo se muestra en situaciones extremas, en que hay habilidades supremamente útiles (al menos para una guerra en Europa) como hablar varios idiomas y saber oficios, en que nadie sabe lo que le depara la vida y a veces las decisiones que toman personas a las que nunca conoceremos pueden cambiar completamente nuestro destino.
Yo lo recomiendo, aun sabiendo que no es un libro para todo el mundo porque a muchos no les gustan los cómics. Además, creo que puede ser un buen acercamiento al tema para quienes no gustan de los libros «ladrilludos».