Me imaginaba otro libro, me imaginaba una típica historia sobre la cotidianidad de una pareja, pero Berta Isla resultó ser bastante particular y por eso me gustó.

La novela cuenta la relación entre Berta Isla y Tomás Nevinson; una relación que comienza como cualquier otra, se ve afectada por la distancia y cambia completamente cuando Tomás se ve obligado a tomar la decisión de convertirse en un espia del gobierno británico.

Este fue un giro completamente inesperado para mí, porque la sinopsis no mencionaba que este era el argumento y realmente no es nada común porque normalmente las historias de espias son contadas desde el punto de vista de ellos, pero esta se cuenta principalmente desde el punto de vista de la esposa que se queda en casa, viviendo la cotidianidad, esperando, sin saber por cuánto tiempo, sin saber si espera una buena o una mala noticia.

El argumento de la novela realmente se cuenta muy rápido, pero el libro es largo porque Marías hace una serie de reflexiones sobre varios temas que atraviesan la obra, como la vida en medio de la incertidumbre, las elecciones que cambian completamente nuestro destino y afectan a nuestro entorno, el poder detrás del poder y los hilos invisibles que mueven el mundo, el hecho de que el pueblo elige pero luego no asume sus responsabilidades sino que culpa a quien eligió, entre otros.

Es un libro que intriga y por eso captura la atención. Me gustó, pero debo decir que me dejó una sensación extraña porque esperaba más, al fin y al cabo dicen que Marías es un gran escritor y candidato al Nobel. Tendré que leer otra obra de él más adelante.

Lo decisivo jamás se muestra, ni siquiera se comunica, o no en su momento; al contrario, se esconde y se silencia siempre, o durante muchísimo tiempo: si acaso se cuenta cuando ya no interesa, cuando es pasado remoto, y a la gente el pasado le trae sin cuidado, cree que no le afecta y que no puede cambiarse, y lleva razón en esto último.