No debe ser nada fácil ser el hijo de un personaje público cuestionado y menos aún si ese personaje es un alto mando militar en medio de una guerra interna contra la subversión. Ese es el caso de Renato Cisneros, hijo del general Luis «el gaucho» Cisneros, quien fue ministro de guerra del presidente Belaúnde en pleno enfrentamiento con Sendero Luminoso.

Lo curioso es que La distancia que nos separa no habla tanto del personaje público, sino que más bien se centra en su vida privada. Es una especie de biografía con un enfoque diferente, porque lo que busca el autor con ella es entenderse a sí mismo y entender cómo el pasado de nuestros padres, aunque lo desconozcamos, puede marcarnos la vida de formas inesperadas.

Hay varios aspectos del libro que me llamaron mucho la atención, como por ejemplo todo lo que puede implicar ser parte de la vida de una persona que tiene un poder real y tan grande que puede cambiar la vida de muchos otros, para bien o para mal. También me generaron preguntas algunas cosas que se revelan en el libro, porque son secretos de alguien y me imagino que esas personas no se las contaron esperando que él las publicara aunque hayan pasado hace más de veinte años.

En resumen, este libro me recordó que por más fantasiosas que sean, las novelas, las películas y las obras de teatro siempre son de alguna forma un retrato de la realidad. No se necesita ir muy lejos para encontrar historias de vida que parecen salidas de la imaginación de alguien.

No le gustaba perder ni en la vida ni en el relato que hacía de la vida.