Otro clásico de la literatura que me debía y que terminó por decepcionarme. Creo que la expectativa sobre un libro puede afectar la experiencia de leerlo y a veces es mejor enfrentar una lectura con la mente completamente en blanco.

La vuelta al mundo en 80 días es el relato de la aventura que viven Phileas Fogg y su criado Passepartout para ganar la apuesta de recorrer el mundo en 80 días; una aventura en la que tienen que utilizar diferentes medios de transporte, en la que se encuentran con nativos de diferentes lugares del mundo cuyas costumbres chocan con las de ellos, en la que un personaje trata de sabotearlos contantemente y en la que se meten en muchos apuros que solucionan gracias a su ingenio y recursividad.

Suena muy divertido, pero la narración es más bien aburrida y personalmente no me generó la emoción que esperaba de un libro de este tipo. Creo que uno de los factores que más influyó en esto es que Fogg, el protagonista, es una persona muy extraña y no tiene ningún interés en conocer los lugares por los que pasa en su vuelta al mundo, lo importante para él es pasar y ganar la apuesta, pero no conocerlos ni describirlos.

Además, en algunas ocasiones Verne se explaya en describir especificaciones técnicas de barcos y ferrocarriles que para mí son innecesarias; hubiera preferido que dedicara esas líneas a hablar más de la vuelta al mundo.

Mis sentimientos sobre este libro están encontrados, creo que lo que lo salva es el personaje de Passepartout (que para completar la decepción se llamaba Picaporte en la edición que leí).