La duquesa de Vaneuse es un libro que hay que leer con ojos del siglo XVIII, porque se trata del retrato de una dama de sociedad adelantada a su época, pero que para la nuestra tiene apuntes y situaciones que no encajan.

El libro puede dividirse en dos secciones: la primera es una especie de diario en el que la
duquesa cuenta sus rutinas -nada rutinarias-, que incluyen veladas con los intelectuales, los políticos y los artistas de la época…el típico salón aristocrático del siglo XVIII; la segunda es una novela epistolar en la que, gracias al intercambio de cartas, nos enteramos del romance a distancia que vive la duquesa con uno de los aristócratas que conoció en su salón.

El libro es un homenaje de Amiot al tipo de mujer que es la duquesa y a los géneros literarios que prosperaron entre las mujeres en esta época: las memorias y las novelas epistolares. A mí personalmente me pareció curioso que un hombre escribiera un texto como estos, porque tiene mucho de introspección y de sentimientos, pero creo que lo hizo bien. Como dije al comienzo, es un libro que se disfruta una vez que eres capaz de ponerte los ojos del pasado.

De todas las tonterías que podemos cometer, el matrimonio sigue siendo la más frecuente y la más universal.