Leer a Lucia Berlin es como escuchar a una amiga contando con naturalidad y sinceridad las cosas que le han pasado últimamente, con la diferencia de que su vida tiene más emoción que la del promedio de los seres humanos.

Las protagonistas de sus cuentos son, en casi todos los casos, mujeres que sufren pero son fuertes y enfrentan la adversidad con valentía, como tuvo que hacerlo la autora a lo largo de su vida. Y las temáticas son recurrentes aunque las historias y los personajes cambien: adicción, rehabilitación, relaciones familiares difíciles y experiencias que le suceden a las empleadas domésticas y a las enfermeras en su trabajo.

El libro me gustó, pero creo que con tanta publicidad esperaba mucho más, tal vez esperaba reflexiones muy profundas sobre la vida y no narraciones honestas, sencillas e íntimas. De alguna forma me recordó al único libro que he leído de Alice Munro (Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio), pero me aburrió muchísimo menos.

¿Sabes una cosa que he aprendido en la vida? La mayoría de la gente no se fija en nada, y si se fija, no le importa.